miércoles, 28 de diciembre de 2016

Interacción Hombre-Computadora en la relación laboral



Interacción Hombre-Computadora en la relación laboral
Articulo presentado en el X Coloquio internacional de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Salvador Guillen[1]
Resumen
El objetivo del presente artículo es mostrar un desarrollo del “mercado de trabajo” al ser analizado desde innovaciones que se pueden registrar a través de la inclusión de las Tecnologías de la Información (TI's); a partir de la revisión de los conceptos de la Cognición Socialmente Distribuida, que describe una forma de intersubjetividad dada en ocupaciones laborales concebidas dentro de las economías de producción de símbolos y empatadas con la reproducción de condiciones personales y sociales.

Se inicia con una descripción del concepto de trabajo ampliado, que en un segundo momento permitirá el colocar como categoría de análisis la relación Hombre-Computadora-Trabajo. Este reconocimiento se basa en el interés de presentar las características que se consideran han emergido en la actualidad y logran identificar un tipo especifico de relaciones laborales, en el que se ven unidas las condiciones de vida personal y social, y el interés laboral. El mostrar el desarrollo personal, empatados con la forma de producción laboral, permite distinguir un campo que requiere buscar nuevas formas de nombrar las interacciones presentes en este tipo de relaciones de trabajo y vida cotidiana.

En la Cognición Socialmente Distribuida, se genera la propuesta de la relación entre el hombre y los objetos que utiliza, para generar un entendimiento de los procesos mentales que se encuentra fuera del pensamiento individual del sujeto, así, el análisis del trabajo realizado con maquinas que permiten el procesamiento de información (dado por la microelectrónica y sus procesadores), da paso a identificar una relación singular que solo está presente en las economías de producción de símbolos realizada con TI'. Así, el identificar este fenómeno actual, permite abrir el concepto de “mercados de trabajo” y mostrar una trayectoria en las comunidades simbólicas de trabajo que se basa en el uso de computadoras.

Abstract
The aim of this article is to show a development of the "labor market" to be analyzed from innovations that can be registered through the inclusion of Information Technology (IT's); beginning with reviewing the concepts of Socially Distributed Cognition, that describes a form of intersubjectivity given in occupations within the economies of production of symbols and tied with reproduction of personal and social conditions.
It starts with a description of the concept of extended work, in a second time will permit locate as a category of analysis the relationship Human-Computer-Work. This recognition is based on the interest of presenting the characteristics that considered to have emerged at present and can identify a specific type of labor relations, which are attached the conditions of personal and social life, and job interest. Show personal development, tied with the form of labor productivity, to distinguish a field that requires finding new ways of naming the interactions present in these relationships work and everyday life.
In the Socially Distributed Cognition, will creates the proposal of the relationship between man and objects that use, to generate an understanding of the mental processes that are outside the individual thought of the subject, so, the analysis of the work done with machines enable processing of information (given by the microelectronics and processors), gives way to identify a singular relationship that is only present in the economies of production of symbols made with IT. Thus, identifying this actual phenomenon open up the concept "labor markets" and show a path in the symbolic communities’ work based on the use of computers.
Palabras clave: mercado de trabajo, economía de símbolos, comunidades de trabajo, Cognición Socialmente Distribuida, relación Hombre-Computadora
Keywords: labor market, economy of symbols, working communities, Socially Distributed Cognition, Human Computer connection
1.      Introducción
La descripción del concepto de “mercado de trabajo” permitirá ubicar la estructura inicial que comienza en esta discusión teórica. La propuesta inicia haciendo una relación de los conceptos de trabajo ampliado y su relación con la Cognición Socialmente Distribuida. Al relacionar ambos conceptos nos ayudan a realizar una descripción del fenómeno laboral en la actualidad. Por lo tanto, esta descripción muestra formas que se identifican solo en este mercado de trabajo, en el que los elementos presentes para la realización de la actividad laboral tienen como herramienta de producción la capacidad cognitiva, el procesamiento digital de información y la generación de empleos y ocupación laboral.

Es importante reconocer que las funciones sociales estructuran en gran medida la función laboral y su relación con la inserción en estructuras especificas, en las que atendiendo ofertas y demandas laborales se puede llegar a reconocer una forma en que los individuos realizan una elección o les es asignada una actividad para desarrollarla. De esta manera podemos observar que en las sociedades contemporáneas el trabajo y la correspondiente integración profesional son elementos fundamentales de cohesión y de diferenciación social (Veloso y Domingues, 2009), por lo que la participación en algún mercado de trabajo proporciona una identidad social.

Pero el reconocimiento del que se habla no solo atraviesa la condición simbólica de estatus, sino que es un referente inmediato luego de reconocer las condiciones sociales y acceso a la seguridad social de la que participa una persona, ya que adquirir y conservar un empleo (en una sociedad con estructura salarial como en la que nos desarrollamos actualmente), es el reconocimiento explícito, social y político, del valor del trabajo.

Para comenzar con la descripción del mercado de trabajo podemos referir, siguiendo la postura de Salazar y Alonso (2014), que comentan que el mercado de trabajo debe considerarse como una institución donde se definen reglas de juego, ya que es un espacio donde se enfrentan individuos que no se ajustan al modelo ideal, que requieren una regulación por parte del Estado que permita ejercer un equilibrio en las relaciones laborales. Esta postura la ofrecen los autores desde la visión del surgimiento de una nueva economía, reconocida como aquella que considera no solo la productividad dada por el beneficio de la industria o de la economía dominante.

Al hacer mención de esta nueva economía se presenta un ejemplo que ofrece Weller (2014), al referir que si un elemento económico-productivo se encontrara en la creación o el incremento de la actividad laboral media de una Economía, esto significa que se ha incurrido en el incremento de la calidad de los empleos[2], y no solo es de importancia para el trabajador obtenerlos, ya que también genera un incremento de la demanda laboral diferenciada, que incide en la formación de distintos grupos de ocupaciones y profesiones. También, este beneficio se identifica al mostrar un cambio en la estructura de la economía como determinante de la política al interior de un estado. Esta es la razón para que Salazar y Alonso (2014) nos señalen una propuesta para comprender la función regulatoria que debe estar en manos de un estado y no liberada al mercado, ya que cabe recordar que el pensamiento económico dominante olvida algo fundamental en el funcionamiento del mercado de trabajo: el conflicto distributivo existente entre trabajador y empleador, resultado de la desigualdad de poder entre ellos y que se manifiesta en la relación salarios-ganancia.

Si bien un aporte también realizado por Salazar y Alonso (2014) es la lectura de Clark Kerr, referente a las características del concepto mercado de trabajo, en el que refiere que un ente que trabaja dentro de un área geográfica determinada depende de las reglas del mercado interno de dicha Economía. En la actualidad se generan formas laborales adscritas a mercados específicos, y se caracterizan por realizar una distribución de mano de obra de forma global, sin la necesidad de la presencia física o del “cara a cara” como elemento determinante de la construcción de esta relación. Sin embargo, es necesario delimitar a un entorno el desarrollo de cada mercado de trabajo, ya que cada uno cuenta con características propias (y con la característica descrita arriba del mercado global a ponerse en consideración). Dicha delimitación se genera en la industria que, segmentada, puede ofrecer condiciones singulares, así como una relación específica en la demanda de capital humano, relación con industrias de las que depende y a las que provee material para su desarrollo.

En la descripción del caso mexicano encontramos que la relación dada en la década de los noventas entre industria y trabajo es a partir de una la absorción de empleos por parte de la primera hacia el segundo. Relación que cambió hacia inicios de la década del 2000, debido al retiro de empresas estadounidenses de nuestro país, por lo que en palabras de García (2009) “En términos generales, el comercio y los servicios han absorbido una gran parte del crecimiento reciente de la fuerza de trabajo mexicana, y mucho de esto ha ocurrido en condiciones poco favorables” (p.p.7).

En ese mismo texto García (2009) nos describe la estabilidad del mercado mexicano en cuanto a la tasa de empleo. Bajo esta característica nos menciona que “nuestros mercados laborales siguen presentando carencias muy acentuadas en lo que respecta a ocupaciones y empleos con ingresos y otras condiciones de trabajo adecuadas” (p.p. 6).

Por otro lado, en México, la consecuencia del desempleo ha generado una atención singular al fenómeno, por lo que se atienden aspectos relacionados con la persistencia o ampliación de la informalidad o de la precariedad a lo largo de toda la estructura ocupacional (García, 2009). A lo que adhiere que esto ha impulsado la realización de estudios de enfoque cualitativo para describir y comprender las nuevas condiciones del mercado.

La importancia de reconocer distintas formas de concebir el trabajo nos permitirá en ese sentido ofrecer una visión que pueda servir de plataforma, para crear iniciativas y propuestas desde una concepción diversa del mercado de trabajo, en la que podamos incluir elementos no tradicionales en el análisis, tradicionalmente cuantitativo, del mercado de trabajo. El lograr concebir estos mercados emergentes designa condiciones y parámetros para el intercambio y la demanda laboral que modificarán los modelos anteriores.
2.      Trabajo ampliado
En su texto “hacia un concepto ampliado de trabajo” De la Garza (2010) muestra algunas condiciones que permiten englobar las características sociales que dan pie a una reconceptualización de la ocupación laboral, incluida la importancia del desarrollo social tomado como el desarrollo de capital social y humano destinado a un objetivo productivo en la economía. De esta forma describimos cómo el interés se ha centrado en lo laboral, no solo en lo económico, sino en el desarrollo de actividad personal, puesto que se está en el entendido que son conceptos del mercado de trabajo que surgen como nuevas opciones, y que se comienza a considerar en una realidad contemporánea.

En este mismo texto aparecen 3 nuevas perspectivas propuestas por De la Garza (2010) y que son puestas en juego para generar el concepto y objetivos de nuevos estudios laborales. Aquí mencionaremos estos apartados para generar una breve descripción que ayude a comprender el “trabajo ampliado”.
1)      Ocupación y actividad productiva: Éste representa el sentido más clásico de trabajo ya que es el que incluye un control general a partir de un sistema de jerarquías y la asignación de salarios. Incluye un control sobre los medios de producción además de los procesos, como el tiempo en que debe producirse la mercancía, tiempos de almacenamiento, venta, trabajos que incluyen la subsistencia, etc. Pero esta es una delimitación de actividades.
Si intentamos tomar nuevamente la construcción de ocupaciones y actividades productivas dadas por un proceso no clásico encontraremos condiciones como las siguientes
a)      Hay procesos de servicios en los que el cliente se vuelve un tercer elemento aparte del trabajador y el patrón. Tal es el caso de la producción de servicios a petición, como los que se dan en empresas dedicadas a la publicidad; en restaurantes en la que no se cocina si es que alguien no lo solicita; un concierto musical en el que la audiencia forma parte importante de la producción de trabajo.
b)      Existen trabajos desterritorializados que implican generalmente un empleo por cuenta propia. Un ejemplo es el de los taxistas o trabajadores del transporte que cuentan con un recurso en el que la adquisición de su medio de producción, el vehículo, ha sido adquirido en compra o renta por el mismo trabajador; también se encuentran los relacionados con venta de alimentos en vehículos de distintos tipos.
c)      Está el elemento de la producción de símbolos. A diferencia de la distribución de empleo a partir de los medios clásicos de producción y líneas de montaje, la producción de símbolos ha sido incluido en un concepto que se destina a la producción de características centradas en el cliente, en elementos en el que el intelecto es el que produce sin pasar por la actividad física como requisito; en la que se reproduce un elemento que seguirá generando aún en la ausencia del creador o diseñador; elementos de diseño que son los que integran una realidad cultural.
2)      Se describe desde la economía y la sociodemografía: Ante esta condición existen un gran número de actividades que no son consideradas como trabajo típico, a las cuales se les deja fuera de una posibilidad de enmarcarlas dentro del mercado de trabajo. Para la sugerencia de un estudio o análisis de un fenómeno específico se necesita reconocer el desarrollo individual de cada uno de los actores y elementos que la conforman, ya que la relación laboral de éstos se puede analizar a partir de sus características y el objetivo que se logra con dicha función laboral, incluyendo, según sea el caso, las formas presentes en la producción tanto de bienes como de servicios dentro de estructuras específicas.
3)      Se concibe desde la relación en la estructura laboral: En este caso se toma en cuenta los elementos relacionales para una estructura de trabajo, y en el que se considera la validación del concepto de trabajo según los miembros de esa estructura. Es trabajo en tanto que así lo considera todo aquel que percibe una remuneración por realizar una actividad como; cuidar un coche en la vía pública; generar reportes de calidad desde la posición de clientes en encuestas retribuidas económicamente a usuarios de productos; participar en protocolos médicos en el desarrollo de fármacos y un creciente campo de acción en las ocupaciones que se generan.
Podremos encontrar que el trabajo estará conceptualizado como un proceso que requiere contextualización, requiere una toma de conciencia de las metas a las que se está dirigiendo la acción y el esfuerzo además de la forma en que estas metas serán logradas (De la Garza, 2010). Considerando estas características veremos que es posible describir una nueva forma de concebir el trabajo, comenzando por el campo en el que habrá de desarrollarse, así encontraremos que las nuevas formas descritas son las que permitirán incluir los modelos mencionados anteriormente.

Dentro de una contextualización histórica se identifican los medios de producción y los objetos dentro del trabajo, pero en esta intención de ampliar su alcance encontraremos que es precisamente la producción inmaterial una variante que surge en tanto que se identifican las nuevas formas de crear productos, en la que se incluyen los servicios y en las que la producción simbólica[3], ha construido un importante campo que requiere ser incluido y tomado en cuenta (De la Garza, 2010). Este tipo de trabajos requiere una función de diseño que se logra reconocer como un procesos artesanales, por lo que para referirnos a este concepto nos remitirnos a Levi-Strauss (1964) quien aborda el concepto de bricolaje, el cual se representa como un conjunto de capacidades que posee un individuo y ayudan a resolver de forma pragmática un problema. Para Baker y Nelson (2005) el rol del bricolaje se construye tanto en términos del campo físico como intelectual, el cual se puede representar en condiciones relacionales entre individuos, es decir, que contando con distintos recursos, el bricolaje puede combinarlos para dar respuesta a un elemento no establecido anteriormente como “formal” y de esta manera construir una nueva vía para resolver la situación en la que se encuentra.

La subjetividad y gusto por el trabajo es un elemento que se encuentra presente en esa nueva economía del capitalismo simbólico. Encontramos la lectura que realiza Rodríguez, Manzano, Encinas y Gutiérrez (2008) que toman como referencia el texto de Hardt y Negri, en el que mencionan la “nueva alineación del trabajador”, que se explica por la actividad productiva simbólica. Así presentan esta subjetividad como condición de acumulación del nuevo ciclo del capital productivo.

En las actividades a desempeñar se encuentra una distinción singular para cada caso. Por ejemplo, encontramos la diferenciación del trabajo intelectual vs. el trabajo de activación física; en el primer caso se observan trabajadores que manipulan información para crear cadenas de comandos, más allá de sólo sugerir el llevar a cabo una acción de forma repetitiva, la producción de símbolos como parte de un reconocimiento de necesidades culturales en medios específicos, actividades como la cátedra y la docencia en donde el desgaste físico no resulta tan ofensivo como actividades de naturaleza totalmente presencial y física; diseño de relaciones interinstitucionales o participación en sistemas de gobierno de estado, etc.

Podemos mencionar el reconocimiento de un proceso de subjetivación de la tarea, que se promueve a partir de la creación de símbolos, los cuales son compartidos por los integrantes de una comunidad, pero que son tomados de una manera diferenciada por los miembros de dicha unidad, según su grado de implicación. El análisis en este punto incluye el surgimiento de las “sociedades de trabajo”, es decir, en tanto que un grupo de personas comparte sus símbolos y lenguaje se crea una relación de “comunidad simbólica del trabajo”, en ésta se ve claramente la intención de la producción pero además se puede dar la situación de estar mezclado con un estilo de vida y un espacio en el que se desarrollan actividades cotidianas, que no requieren una rigidez, tal es el caso de los cuidadores de coche en vía pública, diseñadores y creadores, artistas, trabajadores del transporte independiente, etc. Lo anterior nos hace pensar en la conceptualización que ha surgido a partir de reconocer la diferenciación de trabajo y ocupación, por el tipo de actividad u objeto que producen, sino por su producción útil en lo social (De la Garza, 2010). De esta forma utilizaremos la diferencia entre ambos conceptos (ocupación y empleo) para reconocer específicamente cuales son los símbolos que comparten algunas comunidades de trabajo, que generan estructuras relacionales y encuentra diversas maneras de conducir a fin su intención. Por lo tanto resolverán conflictos con las herramientas que se generan con las estructuras en común (Johri, 2011).
3.      Identidad de los programadores de software
La identidad del sujeto que desarrolla una actividad laboral es alimentada y creada en parte por otros elementos que se consideran a continuación:
1-      Es a través de la gestión del conocimiento y del trabajo que se articulan las prácticas  laborales y los procesos de formación de identidades, las que, a su vez, dependen de los modelos  interactivos que se establezcan; interacciones entre trabajadores, organizaciones, y entre estos y el cliente. Es decir, entre los diferentes “sistemas de interacción” que se crean en torno a la construcción del conocimiento, y por lo tanto del trabajo.
2-      Las diferentes dimensiones del proceso de trabajo, vinculadas a la construcción de espacios profesionales (que pueden ser virtuales o físicos) muestran por un lado, la extrema complejidad de los procesos cognitivos, y que esta complejidad opera en estrecha relación con el individuo y su conciencia, otorgando al trabajador un rol central en los nuevos procesos económicos.
3-      Existe un crecimiento de la individualidad en el proceso de trabajo relacionado con la identidad profesional, la cual podemos entenderla como un componente en el proceso de socialización, que promueve lazos solidarios tanto a nivel Intra e Inter empresarial (concibiendo “empresa” como un sistema establecido y desarrollado como acción laboral) articulando e impulsando el desarrollo del sector).

Por lo tanto es importante reconocer que deberán desarrollarse distintos tipos de conocimiento, los cuales representan una división de funciones cognitivas especificas. En la siguiente relación, Rodríguez (2011) con base en una propuesta de Foray y Lundval[4] crea un cuadro básico para la comprensión de la dimensión táctica de los grupos o comunidades de trabajo del software, la cual es la diferenciación en los tipos de conocimiento en la economía del aprendizaje o de símbolos:
Tipo de conocimiento
Descripción del conocimeinto
Know what
El conocimiento acerca de los hechos, lo que llamamos información
Know why
Los conocimientos científicos, naturales y sociales, los grupos de trabajo tienen que acceder a estos a través de las instituciones formales
Know how
La capacidad de hacer algo
Know who
La información acerca de quién sabe qué y quién conoce cómo hacer qué


Para desarrollar un concepto de programador o sus funciones, debemos partir de la realidad de su producto, o mejor dicho de cómo se construye su producto. Para Lévy (2011, p.p. 27) un programa es “una lista bien organizada de instrucciones codificadas, que pretenden hacer cumplir una tarea particular a uno o varios procesadores, a través de los circuitos que controlan, los programas interpretan los datos, actúan sobre las informaciones, transforman otros programas, hacen funcionar ordenadores y redes, accionan máquinas físicas, viajan, se reproducen, etc.”, de esta manera se desarrollan las acciones y el trabajo de los programadores, diseñadores y desarrolladores de software

De manera estructural De la Garza y Rodríguez y (2011) han reconocido que este proceso se da a partir del cumplimiento de estos 4 pasos que contemplan el “ciclo de vida del software”:
Conceptualización- diseño de los conceptos- grafías de los requerimientos acordados con el cliente
Formalización- se formalizan las necesidades y se estipulan en un sistema de modulación que habrá de sugerir el programador con mayor habilidad y conceptualizarlo como un todo      segmentado
Proceso de datos- se construye a partir de módulos que cuenten con una secuencia lógica y la             funcionalidad y diseño de cada uno de estos.
Implementación- la fase en la que se pone en uso el desarrollo programado y que cuenta con           la aprobación por parte del cliente.

La flexibilidad en el trabajo es una característica principal que se da en las distintas estructuras cognitivas. Por lo tanto, los programadores, a través del diseño de sus algoritmos crean una comunidad y le dan sentido a la relación que mantienen mediante sistemas de transmisión de información que ayuda al cumplimiento de sus tareas, lo que les ayuda a reconocerse como una comunidad simbólica de características cognitivas singulares. Queda un trabajo similar al desarrollado “a mano” y que le da la singularidad a cada proceso, sin estructurar un sistema, general que permite la movilidad de los miembros del equipo y que no atienden en su totalidad las exigencias de un mercado institucionalizad.
4.      Qué es la Cognición Socialmente Distribuida
La ciencia cognitiva de forma general está conformada en su estructura básica como el estudio de los procesos subyacentes a toda acción inteligente[5]. De esta forma, una visión clásica de la ciencia cognitiva atiende los procesos de la percepción y atención, representación e imágenes mentales, memoria, raciocinio, transformación del conocimiento, etc. Esta ciencia cognitiva clásica se conforma en la tradición que se da cuenta de la manifestación de los procesos del pensamiento humano, considerando diversas variables, pero asumiendo que se permite comprender su desarrollo a partir de los proceso propios de las estructuras mentales de los individuos. Para Piaget, el desarrollo de la inteligencia y las capacidades cognitivas están fundadas en las habilidades mentales con las que se cuenta a partir de un desarrollo evolutivo psicogenético, el cual, al avanzar por una serie de estadios, que se presentan de forma consecutiva e inalterable, permiten la formación del receptáculo que es la mente (como estructura que permite el desarrollo de funciones cerebrales) y que dará sustento para cualquier actividad humana, la cual puede introducir contenidos a partir de los mecanismos de acomodación y asimilación (Sadurni, 2007). La idea expuesta aquí permite ejemplificar la concepción básicas de la ciencia cognitiva clásica, que trabaja con los conceptos del desarrollo del pensamiento del individuo como un ente que se apropia del entorno y construye con él las características de su pensamiento, modelando figuras a través de imágenes mentales y que permitirán el desarrollo de la actividad cotidiana.

Para la Cognición Socialmente Distribuida (CSD) esta estructura propuesta de la ciencia cognitiva clásica no cuenta con un elemento básico en su conceptualización, ya que esta:

“no considera los procesos cognitivos como exclusivamente internos a la mente humana, sino que los contempla de una manera más extensa, en la mente y fuera de ella, incluyendo en ello, por ejemplo, comportamientos verbales y no verbales, mecanismos de coordinación, formas de comunicación interacción entre la gente y los artefactos, las representaciones internas y externas (Lozares, 2007, p.p. 279)

Pero el proceso del que da cuenta Lozares no es exclusivo de las condiciones humanas en tanto desarrollo e interacción en la vida cotidiana. Uno de los aportes que podemos reconocer en la propuesta de la CSD es la inclusión de no solo personas, sino de artefactos, que como menciona Cicouriel (1994), esta interacción se da en la producción, modificación, y distribución de los componentes sociocognitivos y los contextos sociales. Por lo tanto, no podemos dejar de lado la propuesta realizada por Piaget al incorporar los procesos de “acomodación” y adaptación, pero debemos tomar en cuenta las condiciones que surgen a través de la interacción con los objetos que soportan los procesos cognitivos (con todas las características antes descritas).

Es así como la fenomenología de Schütz nos presenta unan vestigio sobre la génesis de esta CSD, partiendo de una visión fenomenológica y sostenida en procesos etnometodológicos (Lozares, 2000), sin embargo es importante mencionar, que como producto de dichas metodologías, no se cuenta con una base teórica exclusiva, sino que es tomada por distintas ciencias y enriquecida en su descripción de funciones o conceptos.

Así llegamos a una concepción de la CSD que muestra una cognición desparramada entre los agentes y los artefactos en un momento histórico específico, y es importante considerar que dicha cognición depende de la posición de los sujetos participantes en la interacción social y cultural. Pero si la distribución de la cognición depende de una interacción social y cultural, no podemos plantear un esquema de distribución o relación entre los agentes y tomarla para realizar un reconocimiento de otro fenómeno por el que se describió dicha estructura. Esto nos lleva a reconocer una crítica posible ante un error en el razonamiento, y es debido a que, si se cuenta con un esquema o estructura de relación entre elementos o contextos sociales, al modificar los contextos y utilizar la  misma forma de razonamiento damos cuenta de que las equivocaciones se dan debido al cambio de contexto, por lo que no pertenecen a un conflicto en el razonamiento mismo (Lozares, 2000), por lo que podemos continuar, que al poseer diversos contextos de interacción, en cada espacio se habrá de generar una estructura de razonamiento dependiente de los agentes puestos en juego y los objetos utilizados.

No podemos dejar en un ejercicio de automatización a las respuestas ofrecidas por parte de un individuo ante dicha problemática en un contexto dado, más bien debemos encontrar la manera de describir las condiciones de una producción simbólica inherente a cada estructura cognitiva, de allí que la etnometodología (como método) o la fenomenología (como postura epistemológica) puedan ofrecer un espacio para la comprensión de cada contexto e individuo en particular. Tomado esto en cuenta es importante considerar una de las aportaciones principales de la CSD, que es la propuesta de unidades de análisis tomadas más allá de lo individuos. Como ejemplo el caso de Hutchins (2007) quien realiza una propuesta de análisis sobre la estructura de una cabina de avión, incluyendo su tripulación, los artefactos o instrumentos de medición y los símbolos desplegados de estos, que servirán como base para generar el análisis y registro de la velocidad al momento del aterrizaje, entre otras características analizadas. Vemos en esta propuesta, que tanto instrumentos como agentes quedan integrados al lograr sintetizar una estructura como lo es una cabina de avión, para la cual se requiere una serie de conocimientos previos y una diferenciación de las interacciones observadas por los individuos dentro de dicho grupo o comunidad que comparten símbolos.

Con esta descripción se presenta una constante, el entorno interpretado, el cual pertenece a una comunidad viva, constantemente cambiante, que requiere de la adaptación y resignificación de cada proceso cognitivo dado en símbolos, sin que por ello podamos crear los elementos de dicha relación, es decir, debemos tomar los símbolos presentes ante la relación y poder dotarlos de significado y ayudar a que estos mismos signifiquen los propios procesos de la cognición.

Una posibilidad de avanzar en el análisis es mostrar las condiciones estructurales de la propuesta surgida en este apartado, para lo que es necesario dimensionar en este momento la diferencia entre acciones comunicativas y acciones instrumentales. La diferenciación en una propuesta de análisis semiótico que se genera ante toda acción comunicativa no puede opacar la necesidad de reconocer las acciones básicas para las que se diseña cada instrumento o las funciones básicas que realiza, por lo tanto es importante no perder de vista la forma en que individuos participan de sistemas computacionales o informáticos además de la función lograda con los artefactos por sí mismos, en el que la acción comunicativa se torne en acción instrumental. Esto es lo que Lozares (2000) reconoce como una propuesta de cognición distribuida, un proceso por el cual los individuos pueden dar respuesta a tareas, se orientan y razonan.
5.      Interacción Humano-Computadora
Continuando con la visión de la CSD, podemos identificar dentro del desarrollo de las capacidades interactivas del humano con la computadora, una serie de características que se presentan con la intención de mostrar la conformación singular que representa la relación Humano-Computadora frente a la diferencia que se puede encontrar con otro tipo de instrumentos que no utilizan el procesamiento de información.

La principal diferencia localizada en este sistema es que en la relación Humano-Computadora se cuenta con un esquema cognitivo que no solo es presentado por los objetos y ofrecidos hacia los agentes humanos, sino que hay un desarrollo cognitivo y de proceso informativo que está en juego en los mismos objetos. Para la CSD, una de sus funciones es el reconocer los espacios de trabajo para poder identificar así un entorno creado que propondrá una situación en particular a analizar, una unidad analítica integral entre agentes y entorno, y en el caso de los objetos computacionales se cuenta con un reconocimiento de los objetos virtuales, de las realidades potenciales y la dificultad de reconocer entre objeto físico o procesamiento de información.

Para Lévy (2011) la descripción del término “nuevas tecnologías” toma la actividad de grupos humanos como una función colectiva de estructura compleja que se cristaliza a través de los objetos materiales, de programas informáticos y de dispositivos de comunicación, por lo que vemos que el describir estas características por separado solo permite acercarse al concepto de interacción Humano-Computadora pero no permite dimensionarlo de forma general con su potencial total.

En el apartado 3 de este artículo ya se mencionó la definición de programa. El mismo autor (Lévy, 2011) ofrece el concepto de “interface”, y lo describe como todos aquellos dispositivos que permiten la digitalización de la información, para que pueda ser computada por la maquina. En este caso se incluyen pantallas, teclados, mouse, cámaras, etc. en este momento cabe señalar la característica de la computación en cómo es entendida al día de hoy, ya que hacia mediados de los años 70´s, del siglo pasado, las computadoras no contaban con pantallas, solo emitían sus resultados en tarjetas impresas o perforadas.

Otra de las características que se reconoce como única de los equipos informáticos es que poseen una memoria distinta a la de los objetos en general. Para la CSD, la información de los objetos no se encuentra en sí mismos, así como la cognición humana no se encuentra solo en la mente o en los propios procesos mentales individuales, sino que se alimenta de la interacción de los agentes como un entorno (Lozares, 2007) pero es de considerarse que algunos objetos de la TI cuentan con una memoria que permite el registro de información en sí mismo. Esta memoria cuenta con la capacidad de mostrar un registro de interacciones de forma puntual.

Así podemos mostrar que la condición para que la CSD nos permita realizar un análisis, deberá centrarse en una relación establecida entre los elementos del sistema o unidad a analizar, pero también es importante resaltar las características aquí mencionadas al momento de poner en juego la capacidad de análisis de dicha estructura y la función de los objetos que la conforman.

Si para la CSD es importante mostrar una condición de cuáles son los elementos que presentan relación en la creación de un cuerpo o unidad analítica, poco se ha trabajado en relación a las condiciones de cómo es que estos objetos funcionan o qué representatividad tienen al momento de generar un proceso cognitivo (Hollan et al, 2000) con esa intención describimos algunas de las características propias en la relación Humano–Computadora, en la que se pueden crear entornos virtuales a partir de la aparición de interfaces que simulan las condiciones cara a cara, que permiten distintas formas de comunicación en las condiciones sociales de los grupos de trabajo. Bajo esta descripción, es importante reconocer que existe la posibilidad de realizar un análisis cognitivo centrado en la representación en sí misma y otro tipo de análisis que se puede realizar a partir de la relación entre la representación y las cosas que representa, o quizá una imagen borrosa entre ambas (Hollan et al., 2000).

En la computación actual estamos acostumbrados a tratar los objetos más cerca de la representación en sí misma como si fueran objetos reales, y no como una representación de sus suplentes, es decir una representación de los procesos realizados por la computadora. Para la CSD el trabajo que se realiza con la computación sucede con la manipulación de las propiedades de objetos que las personas crean a través de la representación y no en sí de la cosa (ya que no existe una forma tal de tomar la cosa). La representación de una pantalla de computadora se presenta como un “escritorio” que tiene como función desplegar las acciones a realizar, sin embargo, la conformación de archiveros, programas y procesos en computación, atraviesan por una forma de organización distinta en sus esquemas de proceso. Podemos utilizar de forma integral las propiedades que simulan los procesos a través de las pantallas para organizar la información y las representaciones que de ella se desprenden, agrupar datos o archivos bajo distintas categorías y colocar marcas en diversos apartados de los documentos (Hollan et al., 2000).

Este análisis permite reconocer el carácter “virtual” de los objetos, en el que encontramos que su relación con la realidad puede ser tomada desde diferentes categorías. Para Lévy (2011) lo virtual puede analizarse desde la informática, un sentido corriente o filosófico. Para la filosofía, es virtual lo que existe más que en potencia y no en acto ya dado, pero para el sentido común lo virtual es contrario a lo real, perteneciente a una irrealidad. Para la computación, al ser una entidad desterritorializada, lo virtual es capaz de generar varias manifestaciones concretas en diferentes momentos y lugares.

En sí mismo, el lenguaje es una representación virtual (Boulaghzate, 2014), la palabra representa elementos potenciales y no los objetos, es una actualización de los conceptos al momento de ser nombrada. Esto nos recuerda una característica del software, que están establecidos y diseñados a partir de lenguajes de programación que tiene como elemento principal una sintaxis que ayuda a dar sentido a los elementos codificados.

Las nuevas estructuras y posibilidades encontradas en un modelo ampliado de comprensión de los sistemas de representación a través de la interacción Humano-Computadora es posible debido a la información retenida por los objetos (sistemas electrónicos de almacenamiento) que permiten establecer una nueva ruta en el proceso de adquirir o generar información, ya que se pueden tomar elementos desde diferentes fuentes y con un manejo singular, como el caso de reconocer las estructuras dadas por las interacciones entre agentes, registradas con información precisa, que permite acceder a nuevas representaciones o análisis como categorías inexistentes en unidades ajenas a los procesos computacionales (Hollan et al., 2000). Se presenta como un ciberespacio que permite una relación independiente de los lugares geográficos y la coincidencia de los tiempos, pero es una plataforma que permite una representación compartida o tomada por una comunidad especifica. El ciberespacio permite a los miembros de un grupo humano coordinarse, cooperar, consultar e interactuar, casi en tiempo real, una memoria común (Lévy, 2011). Así este ciberespacio acompaña y acelera una vitalización general de la economía y la sociedad

6. Conclusiones
Al hablar de trabajo remunerado debemos reconocer las necesidades de acercamiento e integración a la oferta de un mundo contemporáneo, que sugiere reglas y formas, y así dimensionar el entorno inmediato para identificar las formulas a través de las que esto sucede.

Una complicación reconocida es la dificultad para identificar dichas ocupaciones, ya que se cuenta con un registro a nivel nacional que no permite recolectar la información adecuada, tal es el caso de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo)[6] por lo que se identifica una dificultad para realizar un análisis con información concreta de dichas ocupaciones en torno a las nuevas configuraciones descritas hasta el momento en este texto. La falta de estudios que reconozcan la nueva era digital como un campo de aplicación laboral, en la que se suman las condiciones anteriores a la época y las nuevas dadas por las TI, está dejando un rezago en el registro de las nuevas ocupaciones y empleos generados en la actualidad. Con esto no solo se identifica la carencia de datos específicos de la función directa, o empleo declarado, de los productores o prestadores de servicios en estos nuevos medios, sino que no se permite el reconocimiento de los procesos laborales de los que participan una gran cantidad de la población económicamente activa en la actualidad. Tampoco se permite reconocer las funciones que en sí mismas son desarrolladas gracias a los sistemas computacionales o de producción digital y las condiciones laborales (en tanto flexibilidad laboral) en que se generan. El encontrar y reconocer estas funciones permite el tomar en cuenta un aspecto de la nueva conformación social y laboral, y trabajar con elementos que permitan dar un mejor entendimiento a la causa de elección de oficios y ocupaciones de los “trabajadores del conocimiento” (Castells, 1999; Castillo, 2007; De la Garza, 2010), para lograr un desarrollo de la conformación de la industria que sostiene las actividades de producción inmaterial o simbólica como es la producción de software.

Como sectores productivos y medios de sustento económico las “comunidades simbólicas de trabajadores cognitivos” encuentran distintas formas de interacción ya que están centradas en tareas específicas y un reconocimiento de sus capacidades más allá de las ofrecidas por sistemas rígidos. La flexibilidad en el trabajo es una característica principal que se da en las distintas estructuras cognitivas.

Atendiendo estos conceptos, ahora es posible mostrar el trabajo creativo que suceda en la conformación del grupo de trabajo, es decir, el desarrollo de nuevas redes de trabajo, que permite una distinto orden de estructuración social, en la que, siguiendo la postura de Erikson (1990), entendemos que, ante todo, se coloca el desarrollo cotidiano de una persona como una postura que genera una alienación, la mezcla de la vida diaria aunada a la función laboral, así se dará paso a nuevas formas de su práctica social y a la creación de modelos antes inexistentes, los cuales se soportan en las Tecnologías de la Información.

Dichas estructuras están en una relación directa entre artefactos, y el aprovechamiento y creación de nuevas habilidades sociales, que permiten observar formas antes no registradas, en relación a estructuras de trabajo flexible y que además sustentan procesos de comunicación entre los individuos. Se construye un esquema a partir de la técnica general compartida, como es una herramienta de comunicación, que a forma de bricolaje demuestra la intención de crear, con los recursos a la mano, una forma propia de colocarse en un campo compartido de símbolos referente a comunidades específicas (Johri, 2011)

El entender una nueva forma de mercado laboral, dado por la relación Humano-Computadora, cuenta con características singulares que darán pié a la generación de nuevas lecturas en el que un carácter de reconocimiento de los productores (empleados o por cuenta propia) logra establecer un cambio en las dinámicas de producción y por lo tanto en las condiciones que estructuran el desarrollo de la vida cotidiana, entendidas como fuerzas económicas.




Bibliografía

Baker, Ted and Reed E. Nelson (2005), Creating something from nothing: resource construction througth entrepreneurial bricolage, rescatado de http://asq.sagepub.com/content/50/3/329 en junio 2014
Boulaghzalate, Hamza (2014) Espectros de lo real: virtualidad y mundos posibles en laliteratura y el cine posmodernos, (Tesis inédita de doctorado), Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona.
Brígida (2008), Los mercados de trabajo urbanos de México a principios del siglo XXI, contenido en Revista mexicana de sociología número 1, p.p. 5-46, ISSN 0188-2503/09/07101-01
Castells, Manuel (1999), La Era de la Información, Vol. I. Estado de México: Siglo XXI editores.
Castillo, Juan José (2007), El trabajo fluido en la sociedad de la información, Miño y Davila, Buenos Arires,  Argentina
De la Garza, Enrique (2010), “Hacia un concepto ampliado de trabajo”, Barcelona. Anthropos García,
De la Garza, E. y Guadalupe Rodríguez  (2011) Construcción de la identidad y acción colectiva entre trabajadores no clásicos como problema. Madrid, España. Plaza y Valdés Editores
Erikson, Kai (1990), On Work and alienation, contenido en “The nature of work”, Yale University
Hollan, J et al. (2000) Distributed cognition: toward a new foundation for human- computer interaction reserch, AMC Transactions on Computer-Human Interaction 7(2) pag. 174-196, DOI 10.1145/353485.353487
Hutchins, Edwin (2007), Cómo recuerda la velocidad una cabina de avión. Contenido en Interacción, redes sociales y ciencias cognitivas, Carlos Lozares (Ed). Granada, Editorial Comares
Johri, Aditya (2011), Sociomaterial bricolage: The creation of location-spanning work practices by global software developers, Virginia Tech, 616 McBryde Hall, Blacksburg, VA 24061, United States
Levi-Strauss, Claude (1964) El pensamiento salvaje, Mexico, Fondo de Cultura Económicamente
Lévy, Pierre (2007), Ciercultura: La cultura en la sociedad digital, Rubí (Barcelona), Anthropos/UAM
Lozares, Carlos (2000). La actividad situada y/o el conocimiento socialmente distribuido, rescatado de http://papers.uab.cat/article/view/v62-lozares
Lozares, Carlos (2007), Aproximación a la cognición socialmente distribuida, CSD: un caso de estudio, contenido en Interacciones, redes sociales y ciencias cognitivas, Carlos Lozares (Ed). Granada, Editorial Comares
Rodríguez, José et al. (2008), Trabajadores Cognitivos en la Industria del Software: Hacia un Concepto Ampliado de Trabajo Simbólico, contenido en INVURNUS, Volumen3, No. 2, ISSN 2007-6185
Rodríguez, José (2011), Aprendizaje y resistencia en los programadores de software, Plaza y Valdez, Madrid
Sadurni, Marta (2007), Aportaciones y limitaciones de la ciencia cognitiva a la psicología del desarrollo, contenido en Interacciones, redes sociales y ciencias cognitivas, contenido en Interacciones, redes sociales y ciencias cognitivas, Carlos Lozares (Ed). Granada, Editorial Comares
Salazar, César y Aleida Alonso, (2014) Flexibilidad y precarización del mercado de trabajo en México, contenido en revista Política y Cultura, número 42, p.p. 185-207, ISSN 0188-7742
Veloso, Carlos e Ivo Domingues, (2009), La globalización y el lugar de la diferencia en el mercado de trabajo: Divergencias y convergencias público – privadas, contenido en Revista Líder, Vol. 15, Año11, pp. 155 – 177. ISSN: 0717-016
Weler, Jürgen (2014) Aspectos de la evolución reciente de los mercados laborales en América Latina y el Caribe, contenido en Revista CEPAL 114 p.p. 7-29 ISSN 02520257








[1] Licenciatura en psicología y  estudiante de maestría en ciencias en trabajo social por la Universidad Autónoma de Nuevo León salvador.guillen.82@gmail.com
[2]  El concepto de Calidad en el empleo se toma de una revisión sobre los textos de García (2009) y Weller (2014)
[3][3] Designada entre otras tantas formas como el trabajo de diseño, que cuenta con una relación de conocimiento de técnica, estética y sobre todo la satisfacción de clientes. Esta producción simbólica se realiza casi de forma artesanal.
[4]
                [4]  Esta tipología es desarrollada por Rodríguez (2011) pag. 41, y la toma de una propuesta realizada por Foray, Dominique y B, Lundvall (1996) The knowledge-based economy: from the economy of knowledge tro the lerning economy, contenido en Employment and frowth in the knowledge-based economy, París OECDE
[5]  Perry, M (2003) Distributed cognition, contenido en HCImodels, theories and frameworks: Thoward a multidisciplinary science, Carrol J.M. (Ed.)San Francisco, Morgan Kaufmann
[6]  En este caso nos referimos a la dificultad que presenta la ENOE para reconocer o diferenciar de forma concreta las actividades desarrolladas por los programadores, integrando estas a otras ocupaciones que se comparten debido a que su descripción se ve relacionada con actividades como las de empleado, profesionista u otras. Fuente propia tras análisis de los  microdatos proporcionados en la página de la INEGI, recuperado de http://www3.inegi.org.mx/sistemas/temas/default.aspx?s=est&c=25433&t=1